domingo, 17 de mayo de 2015

Los ayuntamientos pueden y deben desmilitarizar la sociedad.






Comparto las líneas generales de las propuestas del Centre Delas, que copio más abajo para que se conozcan más, pero pienso que faltan, entre las medidas que deberían señalarse, vías más concretas para que la Paz sea una realidad social más efectiva. Porque, por ejemplo, los municipios andaluces fuertemente militarizados no tendrían suficiente con las medidas que el Centre Delas propone para solucionar la severidad del problema de implicación directa en las guerras que padecen.

 

Al tener "en cuenta las competencias de los municipios a través o en colaboración con los Consejos de Cooperación" se limita mucho la acción de los gobiernos locales al fomento de valores, a las declaraciones y a los actos testimoniales (como no autorizar maniobras militares en su término municipal, aunque el ejército no lo necesita para moverse en la sierra o en la costa de Cádiz). Por supuesto, todo eso que propone el Centre Delas no sería poco y, desde luego, tendría una repercusión muy novedosa y muy notable en la vida real de las personas, pero nos seguiríamos quedando encima con fábricas de guerra, campos de maniobras, grandes bases con capacidad nuclear, centros científicos del ejército, etc. La acción frente a estos problemas de la militarización física de los municipios andaluces podría desarrollarse en los ámbitos de la comunidad autónoma y estatal, pues los gobiernos sí tienen, a ese nivel, competencias más claras para poder frenar las decisiones belicistas que la OTAN les dicta; pero entonces los municipios, que son los que padecen directamente los problemas, quedarían un poco al margen de los mecanismos de decisión que quizás podrían ayudar a cambiar las cosas. Es decir: sería imposible -ciertamente y considerando el entramado legal en que nos movemos- desmantelar la planta de Airbus-Military si el Ayuntamiento de Sevilla así lo decidiera, pero también será imposible lograr ese desmantelamiento si el Ayuntamiento de Sevilla, de forma reiterada, apoya la fabricación de los A-400-M y evita toda crítica ciudadana a este multimillonario gasto militar.


Comparto el sentir de las propuestas del Centre Delas, a saber, si no me equivoco, que una clave importante para favorecer la Paz es la implicación directa de la ciudadanía en el ámbito municipal; pero planear esa implicación conformándose con el fuerte corsé legal al que, en materia de Defensa, Paz y Cooperación, están sujetos los municipios -e incluso los gobiernos de las comunidades autónomas-  no me parece que pueda favorecer una cultura de la Paz realmente eficaz. El fomento de los valores de una Cultura de Paz es -también lo creo así- lo más necesario, pero sin olvidar que los ciudadanos puedan, de hecho, en la práctica, participar en proyectos concretos de desmilitarización. Igual que hay viables proyectos de cooperación y hay proyectos de valores de paz que son implementados ya por los municipios, deben ponerse en marcha, desde el ámbito municipal, proyectos concretos de desmilitarización y desarme, así como [algo que en el movimiento pacifista hemos olvidado un poco] proyectos de defensa popular noviolenta.


Por eso pienso que en los municipios deben crearse Consejos de Paz y Desarme; o que los de Cooperación pasaran a denominarse y a tratar "de "Cooperación, Paz y Desarme". La cuestión es, de modo sucinto, que en la ciudad de San Fernando, por poner un ejemplo, los ciudadanos puedan tomar decisiones (presionando para que las lleven a efecto o la Junta de Andalucía o el gobierno de Madrid o el mismo Pleno municipal) que aborden asuntos como los problemas de gestión que continuamente ofrecen las instalaciones militares que están presentes en la ciudad. Si el "Consejo de Cooperación, Paz y Desarme de Rota", por poner otro ejemplo, decidiera dedicar un 50% del IBI que le debe la Base Aeronaval a proyectos de cooperación (Nota 1) con los países de la ribera mediterránea de África como señal consciente de oposición a las políticas belicistas que se practican desde esa instalación, entonces el Pleno tendría que abordar la cuestión y posicionarse al respecto. El "Consejo de Cooperación, Paz y Desarme de Jerez" podría abordar (animando a la población a integrarse en estos procesos de toma de decisión a favor del desarme) diversos problemas derivados de las amistosas relaciones del Ayuntamiento con Defensa, las cuales están eternizando el cambio de titularidad de militar a civil de la finca "Rancho de la Bola", que la ciudadanía ha reclamado reiteradamente como parque público desde hace dos décadas.


Igual que un Ayuntamiento puede declararse en contra de las armas nucleares, también puede hacer bastante para que se lleve a cabo un concreto proyecto de desmantelamiento de una fábrica de armas de guerra en su término municipal, sustituyéndola por otra actividad económica favorecedora de la vida.


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(Nota 1) Esta decisión no sería, probablemente, compartida por el movimiento antimilitarista y noviolento de Andalucía, del que yo mismo formo parte. Ese movimiento enfocaría la cuestión del IBI de Rota probablemente de otro modo. Pero he puesto ese ejemplo precisamente para que quede clara mi opinión de que los Consejos de Cooperación, Paz y Desarme no tendrían que ser una mera correa de transmisión del movimiento social pacifista, del activismo antimilitarista y noviolento, sino solamente un lugar municipal donde todas las organizaciones sociales, y con la presencia de los representantes legales de la corporación democráticamente elegida, debatiesen, proyectasen, tomasen decisiones, etc., acerca de Cooperación, Paz y Desarme.

Propuestas de paz desarme y no violencia para los municipios-Elecciones municipales 2015

Escrito por Centre Delàs el . Publicado en Articles

nonviolence
En vistas de las elecciones municipales que tendrán lugar el próximo día 24 de mayo, el Centre Delàs d’Estudis per la Pau ha elaborado propuestas para implementar la cultura de paz, el desarme y la no violencia en los municipios. Son recomendaciones elaboradas para los Consejos de Cooperación de los municipios con el objetivo que la cultura de paz sea uno de los ejes fundamentales que guíen las políticas municipales de cooperación, solidaridad y ayuda al desarrollo.
Definición de Cultura de Paz
El fomento de una cultura de paz es una de las tareas fundamentales para construir un mundo más equitativo y más justo. De acuerdo con la Declaración sobre una Cultura de Paz, aprobada por la Asamblea General de las Naciones Unidas del año 1999, la Cultura de Paz es un conjunto de valores, actitudes, tradiciones, comportamientos y estilos de vida basados en:
  • El respeto a la vida, el fin de la violencia, la promoción y la práctica de la no violencia por medio de la educación, el diálogo y la cooperación
  • El respeto pleno de los principios de soberanía, integridad territorial e independencia política de los estados y de no injerencia en los asuntos que son esencialmente jurisdicción interna del estado, de conformidad con la carta de las Naciones Unidas y el derecho internacional
  • El respeto pleno y la promoción de todos los derechos humanos y las libertades fundamentales
  • El compromiso con la resolución pacífica de los conflictos
  • El esfuerzo por satisfacer las necesidades del desarrollo y la protección del medio ambiente de las generaciones presentes y futuras
  • El respeto y la promoción del derecho al desarrollo
  • El respeto y el fomento de la igualdad de derechos y oportunidades de mujeres y hombres
  • El respeto y el fomento del derecho de todas las personas a la libertad de expresión, opinión e información
  • La adhesión a los principios de libertad, justicia, democracia, tolerancia, solidaridad, cooperación, pluralismo, diversidad cultural, diálogo y entendimiento a todos los niveles de la sociedad y entre las naciones
Así la cultura de paz es aquella que quita toda legitimidad a la violencia, no solamente a la violencia directa (física o psicológica), sino en un sentido mucho más amplio – la violencia estructural – que incluye las injusticias sociales y económicas, la desigualdad de género, las violaciones de los derechos humanos y el no respeto al medio ambiente.
Contextualización en clave municipal
Como entidad política, los municipios pueden hacer una apuesta clara por la cultura de paz, haciendo de este concepto uno de los principios clave de su acción de gobierno. De hecho, como un agente más en el ámbito de la cooperación, los consejos municipales que operan en este área tienen el compromiso de integrar el enfoque de la cultura de paz en todos sus proyectos.
La proximidad con la población le da al Consejo de Cooperación local la posibilidad de jugar un rol importante de sensibilización y educación en cultura de paz, de tal manera que las políticas puestas en marcha por el gobierno municipal tienen repercusiones positivas y visibles para la ciudadanía.
Líneas de acción concretas y propuestas de trabajo
El Programa de Acción sobre una Cultura de Paz que las Naciones Unidas aprobaron junto a la Declaración por una Cultura de Paz, va encaminado a la promoción de la cultura de paz, de la educación, del desarrollo económico y social sostenible, y de la promoción de los derechos humanos. También defiende garantizar la igualdad entre mujeres y hombres, la participación democrática, así como el fomento de la comprensión, la tolerancia y la solidaridad; además de dar soporte a la comunicación participativa y la libre circulación de información y conocimientos. Estas son, entre otras, algunas de las medidas más destacadas que hace dicha declaración sobre la paz y la seguridad internacional.
De acuerdo con lo expuesto, y teniendo en cuenta las competencias de los municipios a través o en colaboración con los Consejos de Cooperación, el Centre Delàs anima a los gobiernos locales a llevar a cabo las siguientes propuestas:
  • Ámbito de sensibilización y educación
    • Intercambio de experiencias: viajes a zonas que han sufrido conflictos armados recientes, invitar a personas que han vivido un conflicto armado a hacer una estancia en el municipio.
    • Producción, y sobre todo uso, de material didáctico de educación para la paz y la no violencia en centros educativos
    • Adquisición de publicaciones sobre paz para las bibliotecas municipales
    • Convocar cursos y charlas a favor de la paz y la no violencia
    • Exposiciones entorno a cuestiones relativas sobre la paz y la no violencia
    • Celebración de las fechas señaladas: 21 de septiembre, día internacional de la paz; 30 de enero, día internacional de la no violencia
  • Acción de gobierno
    • Declaraciones institucionales a favor de la cultura de paz
      • A favor del desarme
      • Contra las armas y centrales nucleares
      • Contra las guerras
      • Contra la venta de armamento
      • Contra la instalación de industrias militares
    • Hermanamiento con municipios que han sufrido conflictos armados
    • Compromisos que reflejen una clara incorporación de la cultura de paz en las políticas municipales
      • No autorizar que el ejército español o la OTAN hagan propaganda en los centros educativos o en actos para jóvenes
      • No dar ayudas públicas a asociaciones, grupos o empresas que promuevan la violencia (audiovisuales, videojuegos, comics, juguetes bélicos…)
      • No fomentar inversiones en la industria militar
      • No celebrar actos de carácter militar ni autorizar maniobras militares dentro de los términos municipales
    • Promoción y facilitación de espacios de diálogo entre colectivos con intereses divergentes
  • Incorporación de la cultura de paz en todos los proyectos de cooperación
La implementación de la cultura de paz a nivel local tiene un reflejo directo a escala global.  Una ciudadanía concienciada, gracias a las iniciativas locales, se convierte en el motor real del cambio. Por ello, es necesario que los municipios integren la cultura de paz en sus proyectos de cooperación así como en sus políticas internas.