viernes, 21 de septiembre de 2012

Que la Paz no sea hoy una palabra hueca.


Hoy viernes 21 de septiembre de 2012 se celebra en todo el mundo, en medio de la cruenta guerra en Siria, en Afganistán y en otros países del mundo (como en Palestina y el Sahara), el Día Internacional de la Paz. A nosotros, las andaluzas y los andaluces, nos ha caído encima, también, uno de los peores regalos de la tómbola belicista organizada desde Felipe González hasta el día de hoy en España: el escudo antimisiles. Sin ánimo de hacer una frase fácil, creo que a estas alturas de la crisis lo mismo nos da (entiéndaseme bien) seguir agonizando por la asfixia, letal, del paro que ser arrasados por un desastre nuclear en la Bahía de Cádiz o en la de Algeciras.

Esta iniciativa del Día Internacional de la Paz, promovida por la ONU en 1981, me parece bien, útil y esperanzadora. Sin embargo, tengo la impresión de que, con demasiada frecuencia, el ideal de la Paz es usado como adorno y reclamo electoral por parte de instituciones y gobiernos que, de boquilla, apuestan por ella pero que, en la realidad, no cesan un minuto de fabricar y vender armas, planear operaciones militares (como la nueva que pretenden España y Francia en Malí), hacerse cómplices de mortíferas guerras, etc.

En España, para qué ir más lejos, tenemos un Ministro de Defensa muy directamente vinculado -como empleado de ellas- a las industrias de armamento… y, sin embargo, este hecho, que es un escándalo ético y político de gran envergadura no causa, es curioso, la misma, ni de lejos, reacción que han generado los ingeniosos compañeros y compañeras del Sindicato Andaluz de Trabajadores (SAT) que organizaron este verano la acción simbólica de los carritos de la compra para donar los productos con que los llenaron a las ONGs. Un jornalero andaluz y sus compañeros de sindicato entran en un supermercado y se monta un escándalo, un alto empleado de las industrias de guerra es elegido Ministro de Defensa y no pasa nada… olé¡¡.

Efectivamente, el escudo antimisiles en Rota, la prórroga del Tratado Bilateral con EE.UU., los 30.000 millones de euros que debe el gobierno por concepto de compra de armas, las Bases y las visitas de submarinos nucleares a Rota y Gibraltar, la participación en tantos escenarios de guerra por parte de las fuerzas armadas españolas, las ventas de armas a Arabia Saudí, el incremento incesante de los presupuestos militares, etc., no impedirán que, probablemente, el gobierno o alguna de sus instituciones haga hoy alguna hueca (vamos, mentirosa) declaración a favor del Día Internacional de la Paz.

Pero, ¿qué se podría esperar de una clase política (las cúpulas de poder del PSOE y del PP) acostumbrada a revestir las guerras con el eufemismo de “acciones humanitarias” y que no cesa de aprobar NUEVOS GASTOS EN ARMAMENTO como el último Real Decreto del PP, aprobado ayer día 20 en el Parlamento, habilitando otros 1.782,7 millones de euros en medio de una devastadora crisis social?. Está claro que los poderosos -o sus empleados gubernamentales- participarán en este Día Internacional de la Paz haciéndose fotos y aireando proclamas vacías, pero la ciudadanía, indignada y consciente de la realidad, ya no se deja engañar tan fácilmente por la verborrea “humanitaria” oficial que, paradójicamente, quiere justificar el belicismo y la producción de armas a mansalva. ¿Para qué necesitamos más tanques, aviones y buques de guerra, misiles, bombas…?

El gobierno de Andalucía y el gobierno de España no pueden seguir así. La Ecología, la Paz y la Justicia Social son objetivos políticos urgentes que no cabe soslayar con palabras edulcoradas y huecas... Este Día Internacional de la Paz debe generar medidas políticas concretas para el DESARME Y LA COOPERACIÓN INTERNACIONAL, no discursitos vacíos que quizás buscan convertir la Paz en un mero desahogo sentimental de aspecto bienintencionado... y en los que pasen inadvertidos los sórdidos hechos de guerra promovidos cada día por partidos políticos con tan poca cordura y corazón.